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La única solución a todo esto es sumergirme en la bañadera.

Pero mientras espero que se llene quiero decir(te) que ayer la pasé genial. ¿Ya lo dije no? SI, muchas veces, pero lo digo una vez más.

Habiendo dicho eso, sólo queda por decir que tengo unas ganas terribles de tomar licuado,

de volverte a ver,

que sigo llorando,

que sigo sin saber porqué estoy llorando,

y que definitivamente estar sola en un depto tan grande no es lo mio.

... y todavía no se llenó la bañera.

Estoy intentando verle el lado positivo a las cosas,

pero no lo encuentro.

Y que yo no encuentre un lado positivo es peligroso.

... y acabo de notar que si no pongo un tapón, la bañadera jamás va a llenarse.

Como en la realidad me está yendo tan mal, optaré por mi mundo de fantasía.

En mi mundo de fantasía hay chocolate, licuados de banana, estas vos y hay dibujos de Liniers por doquier. Hay películas, sillones, té de vainilla y fuego. Está lleno de gatos con nombres mitológicos o de personajes de Kundera. Los límites los pongo yo, por lo tanto, casi ni hay. En mi mundo hay un perfectísimo equilibrio entre el amor y el sexo. Hay mucho gris, porque el color lo pongo yo. PAZ, mucha paz. Nada más el ruido de la respiración entrecortada y una excesiva cantidad de abrazos.

ESE ES MI MUNDO,

y yo vivo ahi.

Y ahora cuando me sumerja

le voy a dar vida.

... y ya se llenó la bañera.

¡AL AGUA PATO!

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