viernes, 2 de octubre de 2009

Luego de un relajante viaje en colectivo iré a comprar algo para cenar a la noche y, obviamente, helado. Llegaré a mi hogar y luego de revisar que no haya ningún asesino escondido en algún rincón, iré a mi cuarto, pondré música, me quedaré en corpiño, pondré la ropa a lavar y me dirigiré hacia la ducha cantando a viva voz. Mojada y envuelta en mi toalla amarilla, secaré el piso del baño y lavaré los platos roñosos que hayan dejado mis hermanos. Una vez que quede todo reluciente, iré a ponerme mi short preferido y mi más cómodamente sexy remera de entrecasa con el pelo al mejor estilo Bon Jovi antes de venderse y hacerse pop. Iré a prepararme mi comida y me instalaré en el sommier de mi madre a comer mientras me quemo la cabeza con alguna porquería televisiva. Cuando termine de lavar todo lo utilizado, me haré un termo gigante repleto de café e iré a mi hermoso y muy blanco escritorio a pasar apuntes y leer sobre el materialismo histórico de Marx y las estructuras de validez de Pensamiento Científico. Cuando considere que es tiempo de mi helado, buscaré mi sueter y mi 1/4 de placer hecho mousse de chocolate y crema e iré al balcón a comerlo mientras escucho música depresiva con letras que me recuerden a mi ya-no-algo. Cuando me encuentre satisfecha, tenga la panza llena y mi corazón al borde de un colapso retornaré al estudio.
me gustan mis viernes,
no me disgusta tanto la soledad pero prefiero unas 3 o 4 veces más la compañía,
me gusta la idea de cocinarme y sentirme menos inútil,
me gusta más pensar en mi helado,
y en la vueltas locas que da la vida.

0 comentarios:

 
Template by suckmylolly.com