Corro el riesgo de sonar empalagosamente cursi, pero tengo la necesidad de decir que la pequeña criatura que ahi ven es sencillamente lo mejor que me pudo haber pasado. Y veo esa foto y no puedo creer que dentro de poco tiempo se van a cumplir tres años desde que salió de la panza de mi madre, tres años desde que me puse a llorar de una manera que jamás había llorado... y desde que levantaron la cortinita de la nursery entendí lo que era realmente la vida. Había perdido muchísimo antes de ese 14 de noviembre y creia que nada de nada tenia sentido y realmente llegué a preguntar de qué servia la vida, qué era y para qué la quería... y todas, absolutamente todas las respuestas aparecieron en cuanto lo vi por primera vez. Y veo esa foto y no puedo entender cómo pasa tan rápido el tiempo. No puedo creer que de ser una cosita asi, toda frágil, se haya convertido en un enano de medio metro que me dice desde 'dejame en paz boluda' hasta 'te extrañé mucho hermana'. Y desde siempre estuvimos conectados y vamos a estarlo por siempre porque por él nada más lloro de esta manera medio inexplicable... solamente él me hace sentir que aunque las cosas cuesten, todo vale la pena. Y no cambiaría por nada del mundo verlo cada vez que vuelvo a casa y ponerme a pelearlo para después correrlo por la casa y abrazarlo.

Y soy la hermana más empalagosa y repulsivamente cursi que hay sobre esta tierra...

Y ahora tengo ganas de ir a despertarlo, pero no, no lo haré.