No puedo negarlo, me gustan las fiestas. Me gusta mirar los fuegos artificiales, me gusta mirar el reloj para ver cuando se hacen las 12 y poder abrir los regalos, y sobretodo me gusta el puré de manzana que prepara mi tía... pero no todo es dulce Navidad, no todo son luces en el cielo y arbolitos llenos de regalos... porque también esta la familia, MI familia, y para ser más precisa, MI familia de lado de MAMÁ. Si, porque cuando se divorciaron acordaron: con mamá Navidad, con papá Año Nuevo.

Navidad con mamá. Navidad con mamá consiste en peinados de peluquería, vestidos caros y mesas largas compuestas en un 20% de gente que me agrada y me hace feliz; el resto se divide en gente que no soporto, que me habla de lo gorda que estoy y de lo flaca que era antes, gente que no conozco, familiares insoportables y siempre alguien que se emborracha y tira comentarios que generan disputas familiares que duran todo un año (la navidad con mi tio borracho, empastillado y deprimido quedará por siempre en mi memoria).

Últimamente, en mi familia materna, hubo peleas, engaños, estafas, amantes y demás cosas que fueron aniquilando relaciones. Pero, hoy, 24 de diciembre de 2009, entendi que en realidad no importa la CALIDAD, sino la CANTIDAD: todos los espacios vacios fueron rellenados sin ningún problema por más gente desconocida y por tíos ricos cada vez má lejanos.

No sé qué me deparará esta Navidad, no sé si habrá algún drama similar al de hace dos años atrás, no sé si habrá paz... lo único que sé es que algun día voy a darme el lujo de pasar la Navidad un poquito alejada del mundo.

Año nuevo con papá lo dejo para otro día, será un post un tanto más alegre.